lunes, 14 de marzo de 2011

Ley de la no gravedad

Y al final resulta que un día te despiertas a las dos de la madrugada y escuchas gemir a la vecina de arriba o de abajo, mientras condenas tu santa paciencia e intentas conciliar de nuevo el sueño tapando tu cabeza con la almohada. Luego tres cuartos de hora más tarde te levantas con sed a beber un poco de agua y, con sed de venganza también, vas al baño a mear, tiras de la cadena haciendo ruido, mucho ruido, como si pudieses despertar al mundo y te vuelves a la cama con una mala leche del copón.
A la cama fría, enorme, sola, que tiene ganas de dar envidias.

2 comentarios:

Ray Romero dijo...

Respira colega...

Anónimo dijo...

Eso se soluciona en el club pantera jajajajaja