Llevo todo el día para decirte
tantas cosas, que no puedo.
Aprieto los dedos y trago saliva.
Se arrastran las palabras por el suelo
y camino de puntillas.
Vuelve a darme lo que tuve
aunque no sea cierto,
aunque casi ya no quede,
que el acierto es del que tiene
y yo no tengo.
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