martes, 5 de octubre de 2010

Presente pretérito

En el próximo minuto
todo se puede desvanecer.
Usurpas las mareas de las aguas de mi felicidad
y el barco se abolla, se hunde.
Estrechas primaveras
y el verde se tiñe de un blanco
piel de armiño.
Eres el terremoto que tuerce mis mapas,
te muestro uno a uno los latidos de mi corazón
con el estrépito que provoca su bramido.
Me tapo con las sábanas de tu melancolía
para abrigarme del frío de la soledad.
Recuerdos de tormentas galopan sobre mi alma
y si sólo quedan días grises por venir,
me haré amigo de las gotas de lluvia
que descansen sobre mi ventana.
Tal vez así pueda olvidar
lo que tus labios me dieron a beber.

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