jueves, 7 de octubre de 2010

Sirena del manzanares

Este breve relato nace de una canción que escribimos un buen amigo y yo .Hace tiempo la saqué del cajón donde van a parar todas las canciones que se quedan sin pulir. La desempolvé, pues con ella no quería que se repitiera la historia de todas las canciones inacabadas ,supongo, y comencé a darle vueltas. Entonces se me ocurrió seguir la historia como si fuese una pequeña fábula y ésto es más o menos lo que ha quedado.

Tú eras la sirena más bonita y radiante que cualquier marinero hubiera podido imaginar. Con tu canto hechizabas al más cuerdo de todos ellos e incluso al pirata más malvado que surcaba los mares en busca de tesoros.
Yo era un río de ciudad, pero de esos que nunca llegan al mar. Mi casa era la capital y la gente venía a bañarse todos los fines de semana y a pescar. Tenía hasta casetas donde dormían los patos que se quedaban todo el año pues no necesitaban emigrar.
Un día sin saber ni cómo ni por qué apareciste en una de mis orillas. Yo quedé enseguida enamorado de tus cabellos y de tu cara angelical. No te pregunté por qué habías decidido cambiar la abundancia del mar por un río de ciudad, ni cómo fuiste capaz de llegar hasta mi. Día a día conseguía los peces más grandes para ti.Te hice una cama con las plumas de los patos y enfriaba el agua para que te sintieras como en casa. Todo a cambio de que por las noches me regalaras tu canto de sirena.
Poco a poco te fui dedicando cada minuto de mis días y cada corriente de mi piel. Tanto esfuerzo hice por hacerte feliz que sin darme cuenta fui dando de lado a la gente ,que dejó de venir a bañarse y mis orillas fueron conquistadas por la maleza. Al darte los peces más grandes los pescadores se aburrieron de venir a pescar y los patos terminaron por emigrar ya que los esfuerzos me fueron dejando sin agua.
Una mañana alguien paseaba con su bicicleta por un extremo de la orilla. Era un ciclista que venia todos los domingos, siempre perseguido por gente con cámaras de fotos y televisión. De pronto mientras yo estaba pescando peces para ti y cogiendo juncos para hacerte una nueva cama, oí tu canto. Iba dedicado a sus oídos y él quedó locamente enamorado. Tanto que se tiró al agua para subirse a la caseta que tú habitabas y te besó. Ese beso rompió tu hechizo de sirena y te convirtió en humana. Te cogió de la mano y juntos os marchasteis para siempre. Nunca te volví a ver pero no hay día que no piense en ti. Ahora entiendo por qué te viniste de los mares a vivir a un río. Quizás sea culpa mía por no haberlo preguntado antes y por haberte rogado todas las noches tu canto de sirena.

..Y yo cultivando mares
levantando mil ciudades
fabricando tempestades
con las manos reventás.
Sirena del Manzanares
eres más lista que el hambre..

A Claudio, gracias por regalarme tu tiempo
y por las muchas veces que has sido la red de un servidor,
funambulista del alambre de espino.

No hay comentarios: